No sé que tienen algunos creativos en la cabeza. AGL o Attilio Giusti Leombrini es una marca italiana de lujo. Hace zapatos y bolsos artesanales. Los viene haciendo desde 1958. Es tan vieja como la Revolución Cubana. Que también tiene un zapato en la cabeza. AGL combina la peletería tradicional con diseños contemporáneos. La empresa la dirigen hoy tres hermanas. Tercera generación. Con mano de hierro posiblemente. A Sara, Vera y Marianna nadie les objeta una directiva, nadie les sostiene la mirada. Lo más probable es que se concentren en lo suyo. En las buenas pieles, en el saporito panettone di Milano y el vespertino Amarone della Valpolicella.

Es probable también que no prestaran atención a este reclamo. Vamos a suponer que es brillante, que utiliza códigos que solo una persona acaudalada conoce. Que los zapatos son tan caros que el mensaje salta por encima de la decodificación de la clase obrera, Incluso, la de la clase media. ¿Sería todavía un buen mensaje?

Lo primero que advierto es que la fotografía está un poco sucia. Como si hubiese sido tomada en condiciones de poca luz y con un sensor susceptible al ruido. No es la publicación, el resto de las páginas son perfectas. La modelo, si bien muestra una actitud digna, parece concentrada en que el zapato no se le caiga de la cabeza. Observa la vertical con la disciplina de un monje tibetano. El otro zapato, en su derecha apunta al sentido contrario. Un Chaplin. Su mirada parece orgullosa, pero también parece advertile al fotógrafo que termine de una vez. La postura parece un tanto forzada, artificial.

No logro sacar nada en claro del resto de la escena. No entiendo nada. En el centro de la composición, las iniciales de la compañía, AGL, en altas, en la versión Ultra ligera de una tipografía Sans Serif. Bastante petulante el tono en general. Vuelvo una y otra vez al zapato en la cabeza. Acabo de freír unos filetes de corvina, y unas frituras de bacalao. Tengo listo un puré de papas muy inocente. ¿Qué es lo que me estoy perdiendo?

La publicidad está tomada de una revista holandesa, de noviembre de 2021. Por aquellas fechas estaba exiliado en Naples y mi futuro parecía tan absurdo o más que esta pieza publicitaria. Esa muchachita hace bien su trabajo. Tengo que reconocerlo, me impresiona. Parece una italiana del Sur, napolitana quizás. Parece decirme: ¿Serás idiota?