
Turistas admirando el Tapiz de Bayeux en su vitrina. Fotografía de Martin Bennett.
Me resulta increíble que más de cuarenta mil personas hayan firmado una petición para impedir que el gobierno francés preste el Tapiz de Bayeux a Gran Bretaña. Esa muchedumbre tan preocupada insiste en que el tapiz es demasiado frágil.
La petición fue organizada por Didier Rykner, un historiador del arte que dirige el sitio web La Tribune de l’Art. Afirma que Macron no debió tomar la decisión en contra del consejo de conservadores y restauradores, y de prestarlo al Museo Británico, donde en septiembre de 2026 participará en una exposición de gran envergadura.
El Tapiz de Bayeux, un bordado de casi 70 metros de largo, realizado en el siglo XI, es uno de los testimonios más notables de la invasión normanda en Inglaterra y de la batalla de Hastings, en 1066.

Trabajadores sostienen el tapiz en el Museo de Bayeux. Fotografía del Museo de Bayeux.
Macron ofreció el préstamo en 2018, hace ya demasiado tiempo. Ante la inminencia del traslado, la movilización actual intenta llevar a todas las instancias posibles las dudas del entorno cultural. Varios expertos señalaron entonces que la obra —que es un bordado más que un tapiz— estaba demasiado deteriorada para salir del museo. Antoine Verney, conservador jefe en Bayeux, dijo que estaba en tan mal estado que era poco menos que inconcebible que viajara a ninguna parte. En una inspección realizada en 2020 se encontraron unas 24.200 manchas y 10.000 agujeros.
Pero ante la insistencia de Macron y su plana mayor, el museo modificó un tanto su postura, alegando que estudios más completos mostraban que, bajo condiciones estrictas, el tapiz podía ser trasladado a Gran Bretaña. Una parte del ruido de estos días busca hacer cambiar de opinión al museo de Bayeux, creado específicamente para albergarlo.
¿Qué gana Macron con todo esto?
Yo no lo sé. La explicación que circula es que el Museo Británico —donde se exhibirá el tapiz, ese bordado gigantesco— “apoyaría y fomentaría” un proyecto para el nuevo museo de Bayeux. La ministra de Cultura, Rachida Dati, ayudó a convencer a la institución ofreciendo 13 millones de euros en subsidios para el nuevo museo y 2 millones para la restauración del tapiz, que debería regresar a Francia en 2027.
¿Habrá algo más detrás de todo esto?
Políticos de derecha se unieron a la campaña de Rykner contra el préstamo, o contra Macron, que al final viene a ser lo mismo. Manifestantes del partido Patriotas, dirigido por Florian Philippot, exsubjefe del Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen, se presentaron todos los fines de semana de este verano en Bayeux. Cuando les preguntan, responden que más allá de la política, son normandos que sienten que el presidente está poniendo en peligro un tesoro francés. La oposición se alarma de que se ignore a los expertos, que por cierto, no han recibido un euro en subvenciones.

Un técnico inspecciona el tapiz en 2020. Fotografía del Museo de Bayeux.
El origen exacto del tapiz es desconocido. Probablemente fue encargado por Odón de Bayeux, hermanastro de Guillermo, en la década de 1070 para decorar la catedral de la ciudad, y casi con toda certeza fue cosido por mujeres inglesas. Presenta 58 escenas realizadas con cuatro tipos de puntada y con hilos teñidos en 10 colores naturales, que incluyen 623 figuras humanas, más de 700 animales, 37 edificios y 41 barcos y otras embarcaciones, además de 93 o 94 genitales masculinos, según cuál experto británico se encargue de contarlos.
Entiendo a los políticos de la oposición y a los expertos que se han quedado fuera del reparto de subvenciones. Lo que me sorprende es que hayan conseguido tantas firmas. ¿Es un pueblo tan preocupado por su patrimonio cultural o, más bien, será que los ingleses les resultan demasiado antipáticos?

Haroldo toca las reliquias mientras jura lealtad a Guillermo, que está sentado en un trono. Fotografía del Museo de Bayeux.
A lo largo de la historia, Gran Bretaña y Francia libraron conflictos decisivos —desde la Guerra de los Cien Años hasta las guerras napoleónicas—, disputándose tronos, colonias y mares. Sin embargo, aquella enemistad secular acabó transformándose en alianzas estratégicas en el siglo XX, cuando lucharon juntos contra Alemania. Hoy ya no queda una animadversión real entre ambos pueblos; lo que persiste es una rivalidad de oficio, sostenida en ironías culturales, gestos de orgullo y roces ocasionales en la arena política —como ocurrió con el Brexit—, más cercana a la de “primos incómodos” que a la de enemigos históricos.
Cubanos que me leen... ¿Qué tendría que prestar Cuba a Jamaica —por elegir uno— para que 40000 paisanos firmaran una petición en contra?
Posdata
Sobre esta movida político cultural han comentado:
The Guardian: ‘Momentous occasion’: how Bayeux Museum finally said yes to tapestry loan Kim Willsher in Paris. Fri 11 Jul 2025 00.00 EDT
Financial Times How the Bayeux Tapestry became a tool of soft power The Times. French petition to unpick loan of Bayeux Tapestry.
The Times. August 20th, 2025







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