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Es la magia del momento, ni más ni menos

Junio 27, 2025 | Por R10
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Janine Niepce, H.L.M. en Vitry. Una madre y su hijo, 1965. Colección de la MEP, París. Adquirida en 1983. © Janine Niepce / Roger Viollet

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¿Qué es lo que vemos en la fotografía —que es también— lo que quiere ver la curadora, la escritora, el director de la MEP y los lectores de estas crónicas?

Que la imagen —tomada por Janine en Vitry, en 1965— funciona como un díptico que articula dos planos: uno íntimo y el otro colectivo. A la izquierda, vemos el paisaje urbano de un bloque de viviendas sociales. Es un testimonio de los efectos de las políticas modernizadoras en la Francia de posguerra. Una arquitectura básica y funcionalista que aspira a reordenar la vida obrera en los suburbios. Suerte con eso.

A la derecha, el retrato de una madre y su hijo en el umbral de una ventana. Janine introduce una segunda dimensión: emocional y subjetiva. El niño busca la mirada de su madre, mientras ella dirige la suya hacia el exterior, en un gesto que revela tanto cansancio como deseo de evasión. Desde una perspectiva etnográfica, esta escena sugiere la tensión entre el rol tradicional de la mujer en el espacio doméstico y una incipiente necesidad de presencia en el ámbito público; desde lo psicológico, puede leerse como una manifestación de la ambivalencia materna, la carga mental femenina y la distancia emocional que a veces emerge incluso en los vínculos más cercanos. Una imagen algo ambiciosa que, sin sudar demasiado, documenta un momento histórico a la vez que trasluce las complejidades internas de los sujetos que la habitan. ¿Si puedes exponer dos testimonios en una sola imagen —sean o no complementarios—, para qué tomar una segunda?

Este caminito, si bien es bonito y correcto, es una vuelta intelectual a la manzana.

El interés de Annie Ernaux por esta artista —y en particular, por la imagen que hoy analizamos— reside, aparentemente, en que reconoce o cree reconocer en sus narrativas circunstancias que había dejado atrás: los círculos mágicos que limitaban su vitalidad, infranqueables por la sorda responsabilidad que contenían y que finalmente fue capaz de atravesar. Solo a partir de alcanzar cierta edad empieza a sentirse libre y a fluir, en sus propias palabras. No me queda claro si fue su voluntad o la vida la que permitió tal liberación.

Hablamos sólo de las limitaciones que acarrea la maternidad, por supuesto. De la mitad de la fotografía.

¿No son las limitantes su condición inherente? Fotos como estas pudiera haber millones, desde todos los ángulos y en todos los escenarios imaginables. Cientos de millones, miles, de un bebé que mira arrobado a su madre, mientras esta mira a la distancia. Y si el fotógrafo espera dos segundos, obtendrá también millones de testimonios de una conexión destinada a no terminar jamás.

Cuando analizo una foto, intento recrear el momento en el cual fue tomada. Me viene a la mente una escena de la preciosa película que protagonizaron Ben Stiller —quien también la dirigió— y Sean Penn: The Secret Life of Walter Mitty. Sean Penn tuvo un papel secundario pero definitivo: el del enigmático fotógrafo Sean O’Connell, de la revista LIFE.

Sean O’Connell vive al margen del ruido y de la velocidad del mundo. En The Secret Life of Walter Mitty, encarna al observador que espera el momento exacto en que la realidad revela su verdad más simple y contundente. Con una vieja cámara analógica recorre paisajes remotos en busca de momentos prácticamente irrepetibles. Sin el menor afán de acumularlos en negativos, desde el respeto y la práctica de la estricta ética de la contemplación.

En una de sus escenas, Walter sube a lo alto de una montaña, en los Himalayas, acompañado por unos guías locales. Tras días de búsqueda, encuentra al escurridizo O’Connell, a quien había perseguido por medio mundo. Sean está allí, sentado en silencio, con su cámara montada, observando a través del teleobjetivo.

Walter se acerca sin hacer ruido, se sienta junto a él. El paisaje es vasto, silencioso, cubierto de nieve. Ambos miran en la misma dirección. Sean, sin apartar el ojo del visor, le dice que está esperando ver algo extremadamente raro: el leopardo de las nieves, un animal tan elusivo que allí se le conoce como el fantasma de la montaña.

De repente aparece de la nada, a lo lejos, entre las rocas y la nieve. Sean se queda inmóvil. Walter también lo contempla maravillado. Entonces, algo inesperado ocurre: Sean no toma la foto. Walter, sorprendido, le pregunta por qué. Sean responde con serenidad:

“Sometimes I don’t. If I like a moment… I don’t like to have the distraction of the camera. I just want to stay in it.”

La escena devela la naturaleza de la contemplación. En lugar de capturar la imagen, elige vivirla. Permanecen ahí, en silencio, compartiendo el momento en toda su pureza, sin interferencias. Sin limitaciones.

¿Por qué pienso en esta película precisamente ahora? Quizás porque el fotógrafo, para tomar una foto casi imposible, tuvo que apostarse, quieto, bajo un clima hostil y con inclementes heladas por horas incontables. Las necesarias para conseguir la foto de un fantasma. Para él, vale el sacrificio. ¿Es una foto que hubiera podido tomar la madre de un niño pequeño? No way, sorry.

¿Cómo creen que Janine Niepce tomó esta en particular? Un momento íntimo, que ilustra lo que ya comentamos: la conexión, por un instante suspendida, provocada por la nostalgia del mundo exterior —¿de la aventura? ¿Esperó Janine en el balcón, bajo el sol, a que aparecieran madre e hijo...? ¿Eligió distribuir casi matemáticamente dos de los conceptos cardinales de su poética? ¿No les parece algo forzado?

Estoy intentando condensar tres ideas en un solo texto y empieza a superarme.

La maternidad es la condición primordial de nuestra existencia como especie. Nos multiplica. Para que estas palabras pudieran existir, fue necesaria una maternidad prolongada, capaz de sostener el desarrollo de un órgano cognitivo tan complejo como nuestro cerebro. Mientras tanto, se impone una vigilancia constante y feroz, destinada a preservar ese potencial y evitar que se pierda. No hay otro modo posible.

Declino entrar en otras historias y temas que también se expresan en la misma fotografía. Ni siquiera en el de la maternidad como un factor limitante —aunque lo es— dentro de lo que hoy se redefine aceleradamente como igualdad de género. Tampoco quiero intelectualizar la imagen de una madre con su hijo, interferir en un vínculo tan delicado.

Cuando leo el artículo y entiendo las experiencias vitales de Annie Ernaux, y la premura de la curadora por levantar una estructura conceptual que satisfaga a las partes involucradas —escritora y MEP—, entiendo también que una foto simplona, que lo único que la distingue de una casual tomada por un móvil es su eje central, sea investida de una complejidad que no tiene.

¿Qué creen que haría Sean O’Connell en este caso? ¿Tomaría la foto... o disfrutaría el momento?

En la galería las tres fotos tienen la misma ficha:

The Secret Life of Walter Mitty es una película dirigida y protagonizada por Ben Stiller, estrenada en 2013. Basada libremente en el cuento homónimo de James Thurber, la cinta cuenta con actuaciones de Kristen Wiig, Sean Penn, Shirley MacLaine y Adam Scott, entre otros. // Es una mezcla de aventura, comedia y drama que sigue el viaje interior y exterior de un hombre común en busca de sentido, valentía y asombro.

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The Secret Life of Walter Mitty es una película dirigida y protagonizada por Ben Stiller, estrenada en 2013. Basada libremente en el cuento homónimo de James Thurber, la cinta cuenta con actuaciones de Kristen Wiig, Sean Penn, Shirley MacLaine y Adam Scott
The Secret Life of Walter Mitty es una película dirigida y protagonizada por Ben Stiller, estrenada en 2013. Basada libremente en el cuento homónimo de James Thurber, la cinta cuenta con actuaciones de Kristen Wiig, Sean Penn, Shirley MacLaine y Adam Scott
The Secret Life of Walter Mitty es una película dirigida y protagonizada por Ben Stiller, estrenada en 2013. Basada libremente en el cuento homónimo de James Thurber, la cinta cuenta con actuaciones de Kristen Wiig, Sean Penn, Shirley MacLaine y Adam Scott
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