THE

ANNEX

updated

current

Zero posting

Agosto 28, 2025 | By R10
Vea el original en español
Go to English Version

Aprovechando posiblemente una confesión puntual o una revelación casi paranormal, una periodista de El Español publicó hoy un artículo donde sugiere que compartir cada momento ya no es el centro de la experiencia digital. Será una manera de adelantar una tendencia que no veo por ninguna parte. Quizás mi generación, las personas que sigo o me siguen no estén para tendencias. Eso que bautizaron como zero posting —vaciar el muro o reducir las publicaciones al mínimo— parece haberse consolidado como una nueva forma de relacionarse con estas plataformas, especialmente entre los usuarios más jóvenes. De ser cierto, sería un cambio significativo.

Durante años, subir una o varias fotografías ha sido el ritual cotidiano de muchos. Desayunos de revista, viajes o outfits contemporáneos circulan como evidencia de pertenencia a un grupo muy específico dentro de un mundo hiperconectado. Sin embargo, algunos han advertido que ese comportamiento a día de hoy muestra algunos signos de desgaste. No es de extrañar.

Un estudio de Morning Consult en Estados Unidos indica que apenas un 18% de la Generación Z publica contenido a diario. A nivel global, un tercio de los usuarios admite haber reducido su actividad, con una caída especialmente pronunciada entre menores de 30.

En España —desde donde llega esta información— la tendencia la confirma un informe de IAB Spain que señala que un 33% de los internautas abandonó alguna red en el último año, con X (28%) y Facebook (15%) a la cabeza. Las razones más citadas son el aburrimiento, la pérdida de interés y, sobre todo, la necesidad de mayor privacidad.

Analistas culturales subrayan que este viraje refleja un proceso de fatiga ante la sobreexposición. Tras años de publicaciones impulsadas por algoritmos y el auge de los influencers, emerge el cansancio frente a la estética de la perfección y la presión constante por acumular likes. A ello se suma —y para mí una de las razones de peso— la irrupción de imágenes generadas por inteligencia artificial, que difuminan los límites entre lo auténtico y lo artificial.

El cambio no se limita a la frecuencia, sino también a la forma. Prolifera lo que se denomina trash aesthetic: imágenes desenfocadas, tomadas con flash o sin intención de pulido visual, en contraste con los feeds calculados y cromáticamente homogéneos que dominaron la última década. Esta estética se plantea como un gesto de rebeldía frente al aspiracionalismo.

El zero posting se interpreta, además, como una súbita atención a la gestión de la huella digital personal. Al reducir publicaciones permanentes y desplazar la interacción hacia contenidos temporales —como historias o perfiles restringidos—, los usuarios buscan mayor control sobre su presencia online y la exposición pública de su vida cotidiana.

El fenómeno también dialoga con un renovado interés por lo analógico: guardar el teléfono en conciertos, no fotografiar cada instante de unas vacaciones o recuperar cámaras desechables aparecen como prácticas que reivindican la experiencia directa frente a la mediación tecnológica.

En conjunto, el zero posting no significa desconexión, sino una reorientación cultural. Representa un desplazamiento desde la obsesión por la visibilidad hacia una búsqueda de autenticidad, privacidad y control, marcando un nuevo ciclo en la relación social con lo digital.

¿Cómo dar por buena esta información?

Habrá que hacer caso a las encuestas, los estudios, los que dicen los medios. Creo que siempre hubo quien prefirió guardar para sí las huellas visuales de su vida y quien, por el contrario, confundió la puesta en escena de lo cotidiano con la vida misma. Cuando caigo en la cuenta de que durante años no he visto una sola fotografía en línea de personas que aprecio mucho —o que siento por ellas una curiosidad casi insana—, siento cierta tristeza por ellas, lo cual, quizás, sea solo el reflejo de la mía propia. También la siento por lo contrario, cuando debo refugiarme debajo de la mesa para resguardarme de tanta vida ajena, que por tanta y tan copiosa, ya ni vida me parece.

No items found.

Gallery

No items found.

Comments powered by Talkyard.